Es todo lo que los demás aprenden de uno en una rápida y fugaz mirada. Conseguida ya esa "foto externa" comienza el juicio psicológico para ver si usted merece o no confianza. Todo se desarrolla en cuestión de minutos. No existe una segunda oportunidad para dar una buena primera impresión.
Por otra parte, la buena presencia, el ser y sentirse agradable a la vista de otros, lo hace una persona segura de si misma, lo que mejora en gran medida su desarrollo personal, profesional y social. Sigue el viejo proverbio chino que reconocía que "una imagen vale más que mil palabras".
La imagen solo será auténtica si resulta natural. Cada uno debe conservar y defender su propia imagen, pues eso será precisamente lo que lo identifique y distinga de los demás. No da un buen resultado intentar crearse una imagen que obligue a un esfuerzo continuo para mantenerla.
No caiga en el error de imitar a alguien que le resulte agradable y que sabe que siempre impresiona bien porque seguramente no va a lograrlo y se alejará de quién es usted en realidad. Los mejores resultados se obtienen cuando uno es de acuerdo a sus sentimientos.
En los talleres de Imagen Personal se recomiendan cambios respetando el estilo de cada persona. Es el ideal al que se debe llegar.
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