Las compañías han ubicado
al liderazgo en la posición número uno de las competencias deseadas en un
empleado y no es gratuito, una economía globalizada y un mercado laboral
altamente competitivo requieren de profesionales con empuje capaces de inspirar
a otros colaboradores y de llevar un proyecto hasta un final exitoso.
Pero dentro de los miles
de libros que se han escrito al respecto, de las cientos de conferencias que se
ofrecen cada semana y de los cursos que se imparten en prácticamente todas las
escuelas de negocios se han construido algunos falsos conceptos sobre lo que
significa ser un líder y si se nace con esta habilidad o se desarrolla con el
entrenamiento cotidiano.
Me encantó un artículo acerca de los mitos del liderazgo y la capacidad de un líder al perseguir el triunfo:
Mito #1. Ser líder es ser
jefe.
Probablemente este sea el
mito más común. Un líder no necesariamente debe ocupar una posición de alto
nivel. El liderazgo puede ejercerse en todas las posiciones, incluso entre
iguales pues sólo se trata de orientar las acciones y los comportamientos hacia
la consecución de un objetivo. Lo cierto es que quienes poseen esta habilidad
tienen mayores probabilidades de destacarse y escalar a mejores posiciones.
Mito #2. Se nace siendo
líder.
Existe un gran debate
sobre si esta capacidad es innata o se puede formar a través de la experiencia
y el entrenamiento. La realidad es que hay individuos que poseen esta capacidad
de nacimiento y existen otros que la adquieren con el tiempo; en cualquiera de
ambos casos, el liderazgo es una habilidad perfectible que depende en gran
medida, de la actitud.
Mito #3. Los líderes no
se equivocan.
Habría que partir del
hecho de que por muchos seguidores que tengan o lo inspiradora que resulte su
habilidad, los líderes son humanos y como tales, no son infalibles. De hecho,
su liderazgo implica muchas veces que tengan que asumir riesgos o tomar
decisiones que la mayoría de los empleados ordinarios no se atreverían. La
diferencia es que un líder puede aprender de sus errores y es capaz de
admitirlos y encontrar soluciones para minimizar los daños.
Mito #4. Todos los
líderes tienen carisma
Es cierto que una de las
características de los líderes es su empatia con el resto de la gente y de ahí
que tengan mayores probabilidades de influir en la gente pero un líder no
necesariamente debe ser carismático. Lo que es real es que un líder sabe
comunicarse con las personas y transmitir lo que se espera de ellas y de los proyectos
que está ejecutando.
Mito #5. Un líder sabe y
se encarga de todo.
El poder del liderazgo
reside en el control pero no en el monopolio. Los líderes pueden y saben a quién
delegar tareas pero sobre todo, auxilian a que los demás aprendan a realizar
sus tareas con eficacia porque reconocen las fortalezas de otros y la manera en
que pueden explotarse. La prioridad de un líder no es recibir reconocimiento
personal sino propiciar el esfuerzo colectivo para alcanzar las metas que se ha
fijado. Quien posee esta habilidad es capaz de reconocer el trabajo de sus
colegas.
Mito #6. Los líderes son
manipuladores
Este sería un punto de
debate interesante pero en todo caso no se trata de manipulación sino de
persuasión y de una excelente habilidad de comunicarse con otros y orientar para alcanzar un beneficio común. Por otro lado, es un buscador incansable de
talentos y de formas para aprovecharlos.
Mito #7. Los líderes son
optimistas
El liderazgo no es una
cuestión de optimismo sino de realidad. Los verdaderos líderes son personas
capaces de observar un todo para tomar decisiones asertivas aunque en efecto,
es más fácil conseguir algo si se logra mantener y contagiar una actitud
positiva.
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