La inteligencia emocional es aquella capacidad que permite controlar las emociones y expresarlas de forma asertiva. Se nos enseña que hay que liberarse de las cosas negativas que no te llevarán
a ningún lugar, por el contrario, te limitarán y te robarán tiempo
valioso.
A continuación las emociones que tenemos que aprender a controlar:
La ira. Es una emoción primaria, muy tóxica, que genera en los
individuos una enorme incapacidad de manejo, llevándolos a desatar
sentimientos destructivos. Sin duda es la más violenta de todas las emociones
humanas. Como tratas serás tratado. Es peligrosa porque genera una reacción, es
decir, un conflicto entre dos personas. Sin embargo, es aún más peligrosa
cuando no se saca, sino que se guarda y como una olla a presión explota en
cualquier momento.
El miedo. "Los monstruos no están debajo de tu cama, están
dentro de tu cabeza", es la mente quien dice qué creer y en qué no. El
miedo muchas veces es positivo, porque el temor puede evitar que hagamos cosas
que en el interior sabemos que nos harán daño. La valentía no es la ausencia
del miedo, es el conocimiento y la destreza para controlarlo. En lugar de
evadirlo se confronta haciendo un análisis de a qué es lo que le teme, imagínese
como vencedor y haga que pase.
La envidia. Sin duda el mundo de hoy sufre de envidia.
Pareciera que no toleráramos ver al otro feliz y pleno como ser humano, porque
nuestros propios fantasmas nos están recordando nuestra incapacidad para
conquistarnos y comprendernos. Si se le da vuelta a la envidia, y se le toma
como un motor para alcanzar eso que se sueña o que llama la atención en otra
persona, puede ser un increíble aliciente para superar los fantasmas y
encontrar el camino hacia el éxito.
La ansiedad. "Un grito del alma presa de sí misma".
Hay que tener cuidado porque el acto de luchar contra la ansiedad puede
provocar más estrés. Las personas con ansiedad tienden a hacer respiraciones
más rápidas o a tomar más oxígeno del que necesitan. Esto se llama
"hiperventilación, y es responsable de muchos de los síntomas de
ataques de ansiedad. Se aconseja entrenar al cuerpo para respirar más despacio
y mejor, de tal forma que el cuerpo reciba el oxígeno necesario.
Los celos. "En los celos están intrínsecos el afán de
posesión, el temor a la pérdida, ciertas dosis de egoísmo, actos de violencia y una estrecha relación con el erotismo". Son propios de
personas inseguras. Cuando aparecen de forma ocasional y ante la mirada o el
halago de un tercero pueden resultar simpáticos, pero a largo plazo no tienen
ningún beneficio. Recuerde que nadie pertenece a nadie, la pareja existe porque
dos personas deciden voluntariamente estar juntos.
El apego. "Yo me apego, tú te apegas, él se apega,
nosotros nos apegamos, ustedes se apegan, ellos y ellas se apegan". Es una
dependencia que muy pocas veces se evidencia como útil, debido a que implica
poner en manos de otra persona la posibilidad de ser feliz. Se anteponen los
deseos, los sueños y las creencias de otro. Se cae fácilmente en los chantajes
emocionales, se asumen culpas imaginarias y se sacrifica la felicidad y la
tranquilidad, para dársela a otros.
Las adicciones. "El infierno de la vida". Una persona
auto destructiva es una persona sin amor propio, con poca confianza en sí misma,
con un deseo interior permanente de agresión. Suelen tener una sensibilidad muy
alta. Todos tenemos un sentimiento latente de autodestrucción, es por eso que
es vital fluir, dejar ir y encontrar el poder que está dentro de nosotros. En
la medida en que se le da poder a la voz interior negativa, se pierde el
control para salir adelante.
El autoestima. El primer paso hacia el éxito es quererse
a si mismo. La autoestima es importante porque la valoración de si mismo
es la fuente de la salud mental, es la idea que usted tiene de si mismo y tiene
grandes efectos en sus pensamientos, emociones, valores y metas. La baja
autoestima lo va a hacer sentir inapropiado en la vida y lo va a llevar a creer
que usted no merece cosas buenas. Sus elecciones serán erróneas y sus metas
serán negativas.
La soberbia. Es propia de personas que
están buscando y desean con anhelo tener reconocimiento y distinción por parte
de los demás. Esto cobija a todas las personas que desean controlar a los
demás, que no aceptan que cada quien tenga su propia opinión o un gusto
diferente. Si bien es necesario que toda persona reconozca su capacidad y su
valor, siempre es mejor demostrarlo con hechos. Existe una línea fina entre ser
muy confiado y tener un ego fuera de control.
La culpa. "Soy culpable por el solo hecho de haber
nacido". Asumir la responsabilidad frente a todo tipo de circunstancias no
lo hace estar al frente de la situación, por el contrario, le otorga un peso de
remordimiento que no le ofrece ninguna solución. Los sentimientos de culpa atan
al pasado o a determinadas personas. Ser conscientes de que esos sentimientos
están equivocados, libera. La culpa hace a las personas más débiles y víctimas
más fáciles de las relaciones tóxicas.
La pereza. "La pereza está asociada con el aplazamiento
permanente de los objetivos, sueños y metas" "La madre de todos los vicios". Hace que su atención se
disuelva con cualquier otra actividad, disolviendo el objetivo principal por el
cual quiere luchar, alejándolo de sus objetivos, de su verdadero éxito y
desarrollo. Muchas veces se origina por falta de motivación, si su trabajo no
le gusta, ni le apasiona, cámbielo o trate de encontrar una actividad que le
genere emoción y sensación de triunfo.
Que sea nuestro propósito de cambio aprender a controlar nuestras emociones negativas. Mil bendiciones.
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