La aplicación de criterios y valores éticos en una empresa proporcionan una serie de ventajas:
- Incrementa la motivación por el trabajo y, por lo tanto, la satisfacción del trabajador. Esta no se debe exclusivamente a motivos como la remuneración o el prestigio social, sino también al respeto por los valores éticos que motivan a las personas y afectan a su rendimiento y actitud, a la vez que atraen a trabajadores de mayor cualificación lo que se verá reflejado en el servicio al cliente o usuario. Hay empresas que faltan a la ética, por ejemplo, no se toman la molestia de evaluar perfiles y "meten" en un cargo a personas que no tienen la idoneidad para desempeñarlo. Solo les interesa cumplimiento sin importar el resultado ¿quién se perjudica? Ambas partes, el usuario en la calidad del servicio y la empresa en su imagen corporativa.
- Genera "cohesión cultural". Una cultura empresarial fuerte es un signo distintivo frente a la competencia. Esta se construye a partir de las actuaciones y actitudes de las personas que laboran en una organización, sustentadas en unos valores y criterios compartidos. Es triste escuchar aquellos empleados faltos de valores éticos profesionales que dicen "no me importa como demuestro que cumplo para justificar mi gran salario" y la empresa o el jefe "se hace el de la vista gorda" porque están de por medio sus propios intereses,
- Mejora la imagen empresarial. La buena reputación de una empresa es su principal ACTIVO. Cuando una empresa o sus dirigentes actúan mal, no brindando la calidad ofrecida por un producto o servicio, se producen quejas y se crea la mala reputación. Al revés, una buena reputación acaba generando confianza entre los diferentes grupos que interactúan con la empresa (empleados, clientes, proveedores y la sociedad en general).
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