“No hay una segunda oportunidad para crear una buena
impresión”
Regis McKenna
La primera impresión es un
proceso de percepción de un individuo hacia otro que transcurre en un lapso de
tiempo reducido. Un primer encuentro tiene mayor importancia de lo que a priori
podemos suponer, porque no siempre se presentan segundas oportunidades que nos
ofrezcan la posibilidad de modificar una primera mala impresión.
En el ámbito laboral y social es
fundamental causar una buena impresión desde el principio, ya que de un primer
encuentro pueden depender aspectos importantes de nuestra vida. Los negocios
pueden prosperar o truncarse, la primera cita puede ser un éxito o fracaso, las
relaciones laborales pueden fructificar o estancarse…Sin embargo, habitualmente
no somos del todo conscientes ni de la emisión ni de la recepción de las
informaciones que configuran esa primera vez.
El tiempo que transcurre en un
encuentro cara a cara hasta que se posee una primera impresión ocupa tan solo
entre dos y cuatro minutos y, si es por teléfono, se reduce a segundos.
Estudios sociológicos sobre el impacto de la primera impresión, coinciden en
afirmar que en un primer contacto son suficientes treinta segundos para obtener
información básica del interlocutor sobre consideraciones como afabilidad,
educación, timidez, cortesía o engreimiento.
Este recorrido que hace la vista
en cuestión de segundos, es como una fotografía, un flash que se perpetúa en la
memoria. Si nos encontramos sentados, la percepción de la retina sigue esta
dirección: comienza en el cabello para continuar con la sonrisa y la piel.
Posteriormente nuestro interlocutor se fijará en la forma de dar la mano, en la
mirada y por último en nuestro tono de voz.
Una vez que se ha captado una “fotografía
mental”, se realiza un juicio psicológico en el que se tiene en cuenta
consideraciones de tipo personal en las que entran en juego aspectos de la
confianza, la seguridad, profesionalidad, cercanía o accesibilidad.
La primera impresión abarca tres
campos:
·
¿Qué digo?
·
Apariencia física.
·
¿Cómo hablo?
Estos tres canales se analizan de
un modo sucesivo y, en conjunto, deben ser coherentes en su mensaje. La
incoherencia entre canales produce la ruptura en la comunicación, mientras que
la armonía centraliza la atención, las palabras y la confianza. Cuanta más
congruencia exista entre lo que decimos y la forma en que lo decimos, más
favorable será la primera impresión que causemos.
El orden más frecuente en el que
se produce la primera impresión es el siguiente:
APARIENCIA FISICA
·
Color de la piel.
·
Sexo.
·
Edad.
·
Expresiones faciales.
·
Contacto ocular.
·
Movimientos.
·
Espacio personal.
·
Tacto.
·
Apariencia (maquillaje, cabello, vestido, color…).
CÓMO HABLO
·
La voz.
·
Velocidad.
·
Volumen.
·
Tono.
·
Timbre.
·
Modulación.
·
Articulación.
·
Dicción.
·
Vocalización.
QUÉ DIGO
·
Las palabras.
·
¿Cómo enfoco los asuntos?
·
¿Qué pienso y cómo lo expongo?
CÓMO ESCUCHO.
·
No interrumpir.
·
Escuchar y entender el mensaje.
·
Responder al interlocutor.
·
Demostrar interés a lo que nos dicen.
·
Preguntar.
La primera impresión puede ser un
tanto positiva como negativa, siendo esta última más influyente que la primera.
Esto es debido a que las emociones negativas se transmiten de forma más rápida que
las positivas, provocando en principio una reacción defensiva frente a quién no
conocemos y al que, en cierta manera, consideramos una amenaza.
En resumen, es necesario conocer
los mecanismos de funcionamiento de la primera impresión para usarla
eficazmente, y ser consciente de lo que transmitimos en un primer momento para
que actúe a nuestro favor.
Hablando de crucificar no permita que esto pase por el mal manejo de esa "primera impresión".