Teniendo
en cuenta que no todo lo que hablamos en la oficina debe ser trascendental, en
la mayoría de oportunidades los temas “sin importancia” tratados en su momento,
mejoran las relaciones y suavizan el clima laboral.
Aún
en estos momentos compartidos con nuestros jefes, compañeros, subalternos, es
determinante la buena comunicación.
Los términos coloquiales deben ser
dosificados y en lo posible eliminados como por ejemplo: “que vainazo”, “hágame
el cruce (o el catorce”); formas de dirigirse a los compañeros como “mamita”, “reinita”,
“mamacita”, muñequita”, “gordis”, “mi cielo”, etcétera; también el tipo de
frases desmesuradamente prácticas y revenidas como “abramonos”, “nos juimos”
para disolver una reunión o al terminar nuestra jornada laboral.
Elimine
de su léxico todos los extranjerismos que más pueda como: “okey”, “copy”, “dilit”,
“shoping”, “mony”,”un coffee”, “unos drinkcitos”, e-mail, entre otros.
No utilice expresiones como: “pere tantico”, “luquiado o caleto”, “camellar o
camello”, “algotro”, “foquiado”, para citar algunos ejemplos.
Tenga la seguridad que para efectos de un ascenso o mejora de condiciones laborales, siempre será tenida en cuenta la forma en la que usted habla; además de la claridad, la síntesis y la veracidad que comunique en su voz, argumentos, justificaciones y explicaciones.
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